Hay que elegir. No puedes pretender tenerlo todo. Por mucho que te empeñes, vas a tener que dejar de lado planes, familia, amigos, pareja, compromisos una horrible mezcla de todas esas cosas, para exprimir tu pasión. Puedes repartir tu tiempo, dividirlo y gestionarlo, haciendo malabares para que encaje en tu calendario mental; pero, al last del día, vas a hacer ese sacrificio, como si fuera el mínimo precio que hay que pagar para hacer lo que quieres hacer.
Quizás, en ese camino que elegimos egoístamente, tu círculo más cercano acaba siendo aquel que comparte tu misma pasión, y que han hecho los mismos sacrificios que tú, robando” tiempo de sus vidas, para gastarlo contigo. El hurto más bonito del mundo.
Un 12 de octubre, Marcos, Revu y un servidor, nos encontramos en el Balneario de Panticosa, desayunando, poniéndonos al día, y preparándonos para disfrutar por partida triple.
No puedo estar más feliz, y es que hemos venido a hacer lo que ocupa mi tiempo la mayoría de los fines de semana: escalar.
Pero no es un día cualquiera. Marcos, mi primer compañero de cordada, retoma la escalada después de meses centrado en otros retos; y Revu, poco asiduo en el mundo de roca vertical, se ha comprado unos gatos para venirse con nosotros. Nada puede salir mal.
Vía del Nano como primer obstáculo. Un pequeño muro vertical, y una placa tumbada y lisa ocupa el primer largo; para después, empalmar dos largos muy similares que nos dejarán a escasos cinco minutos de la siguiente vía a escalar. Nano cae sin ninguna dificultad, y lo que es mejor, con una sonrisa de oreja a oreja, principal objetivo del día de hoy.
Marcos determine abrir los primeros largos de la Vía Espolón del Rebollón, mientras Revu va cogiendo más y más soltura en el aseguramiento. No para de preguntar dudas y curiosidades. No creo que haya mejor forma de aprender que preguntar.
Los siguientes largos suben un grado la dificultad, y hacen que los ropa senderismo antebrazos se esfuercen por superar los tramos más verticales.
Hacemos una pequeña variante en nuestro plan inicial, para dirigirnos hacia la Arista Mowgli, que abre de arriba abajo Marcos, mientras Revu y yo vamos siempre con la cuerda por arriba.
Dos placas finas ponen a prueba tu juego de pies y tu confianza en los gatos; y parece que Revu prefiere esto, que los cazos”. Para qué usar los brazos pudiendo usar las piernas, debe pensar. Razón no le falta, pues estas placas carecen de manos para agarrarse.
En la bajada al Balneario, vemos cómo los colores del otoño se abren paso en el valle, y cómo, un día más, una vez más, hemos respirado su aire: limpio, puro, sano y revitalizante.
Octubre no pudo empezar mejor. Octubre tiene grandes acontecimientos que superan la dificultad e importancia de cualquier pared; de cualquier montaña. Octubre va a ser perfecto. Está siendo perfecto. ¿Y lo que viene? Uff. Lo que viene será épico. Pero para eso habrá que esperar.
Hasta entonces, ya sabéis: amigos, y pura vida.
Hoy en día, resulta tremendamente difícil ser unique en todos los ámbitos de nuestras vidas debido en gran parte a la mayor accesibilidad y difusión que otorgan los nuevos medios a nuestros actos; y el deporte no es una excepción, sino probablemente uno de los mayores exponentes. Por ello, encontrarse en pleno puente de agosto rodeado de una ingente cantidad de gente en el único hueco libre en todo el valle de Ordesa (prácticamente literal y sino que se lo pregunten a Mark y Cris rumbo a Pineta), te hace sentir uno más y apaga parcialmente la emoción que proporcionan los retos y la aventura que se puede encontrar en estos lugares. Sin embargo, si en algo es especialista mi amigo David es encontrar la motivación y la pasión cuando parece que la cotidianidad te atrapa; y en esta ocasión su propuesta fue la que nos salvó de caer en lo común dentro de la marabunta de pseudo-montañer@s que se agolpaban en los campings de la zona.
A las 5 am del sábado 17 de agosto se producía el primer filtro, enorme por cierto, y es que a esa hora sólo unas diez quice luces rompían la oscuridad de la zona de acampada de San Nicolás de Bujaruelo (1334 m), tres de ellas las de David, Espallargas y un servidor. Rumbo inicial el collado de Bujaruelo (2274 m), lugar que los franceses alcanzan en 10 minutos desde su lujosamente ubicado parking, mientras que nosotros llegamos con las primeras luces del amanecer tras dos horas de subida ininterrumpida y por qué no, disfrutada y valorada. De nuevo dentro de una romería de gente camino del refugio de Sarradets (2587 m), alcanzamos la concurrida pero no por ello menos espectacular brecha de Rolando (2804 m). Y de nuevo también la sensación de ser uno más aquella mañana parece invadirnos por momentos, menos mal que el regalo” de David bloquea esa sensación casi de inmediato al acercarnos a la repisa superior que discurre paralelamente y por encima del famoso paso de los Sarrios, y que supone el segundo filtro del fin de semana con respecto a las propuestas comunes de la zona (véase Taillón, Góriz la propia brecha).
El distintivo de esta excursión consiste en primer lugar en una expuesta chimenea de II grado a la que se accede, no sin vértigo, por un estrecho y corto pasaje. Tras ella, una cueva parcialmente iluminada que en esta ocasión no es el fin, sino el medio para llegar a nuestro objetivo last, el Casco de Marboré (3006 m). No es de extrañar que ante tal panorama, las únicas tres personas que nos precedían en aquel sitio ese día se den la vuelta y nos miren adentrarnos, con la confianza que te da la lectura de tu blog de cabecera, en aquel recóndito lugar. En el interior de la cueva, la falta de luz y la humedad producen la sensación de cierta inseguridad en algunos movimientos necesarios para superar en oposición el resalte interior de IIIº. Sin embargo, David siempre en cabeza en estos pasos parece hacerlo sencillo y transmite confianza a los otros dos miembros, más inexpertos en estas lindes y que no terminamos de verlo tan claro. Tras la trepada, un angosto túnel conduce finalmente a la salida de la cueva, la cual negociamos sin mochila por lo estrecho del agujero y por aquello del IMC que no permite muchos lujos en aquella abertura. Lo que hasta ahora había sido común”, se transforma instantáneamente en una sonrisa de disfrute por parte de David (que hasta el momento iba más reservón de felicidad por aquello de repetir pateada), en otro reto superado para Espa (y con este ya van mil, lo de este tío no tiene nombre) y algún improperio por mi parte fruto de la adrenalina del momento pero siempre de buen rollito (carita sonriente con guiño).
Desde aquí, varías rampas fuertes nos sitúan finalmente en la cima del Casco donde ya no coincidimos con tanta gente y es que el esfuerzo necesario para llegar hasta aquí, incluso por la ruta regular, incluso para los franceses e incluso en el puente de agosto, selecciona a los premiados que desde este insólito rincón podemos apreciar las vistas del valle de Gavarnie, del Monte Perdido del Vignemale entre otros.
Un buen avituallamiento, bien de risas, torta y embutido y para abajo, esta vez sí por la ruta regular que incluye no obstante algún paso expuesto con cadena y todos los metros de desnivel que quieras hasta alcanzar, mediada la tarde, de nuevo el punto de partida. Atrás dejamos 24 km, casi 2000 metros positivos y 10 horas de actividad. No obstante, los números no son capaces de recoger y expresar el disfrute de una nueva aventura más, otro sitio menos que descubrir, la misma felicidad de siempre en compañía de los hermanos de otra sangre y con la cabeza reseteada para buscar nuevos retos y aventuras lejos de lo cotidiano y de lo routine, que de eso tenemos muchos mucho en nuestro día a día.
Os esperamos en otra aventura de Al Filo, hasta entonces…
Pura Vida.
El pueblo está lleno de coches. La gente ha decidido ocupar su tiempo de ocio en beber cerveza y escuchar música en directo. No sé por qué narices no nos decantamos por ese plan. Quizás en otra vida. En ésta, ya es tarde para cambiar de rumbo; además, creo que me llena profundamente.
En La Sarra también hay coches. Bueno, más bien furgonetas. También gente, aunque con intenciones diferentes a las que tenía la de abajo. Eso sí, la cerveza siempre está presente. Debe ser algún tipo de binomio extraño, que hace que escalada y cerveza sean inseparables. Yo, por mi parte, no voy a oponerme a tal combinación. Seguir leyendo Pico Palas (2974m) Chimenea Ledormeur” →
¿Os acordáis siendo niños, nerviosos y ansiosos porque llegara el momento de salir de campamentos, de viaje, con amigos y no poder pegar ojo la noche anterior? Pues en realidad no hemos crecido…
Tres años después de mi primera ascensión por Gouter al Mont Blanc me juntaba esta vez con Diego como compañero de cordada. Sabíamos lo que era estar en la cima, ahora nos tocaba darlo todo de nosotros mismos para volver a disfrutarla… eso creíamos… Seguir leyendo Mont Blanc. Ruta de los cuatromiles.” →
Hay días que suman y otros que restan. Y algunos que multiplican. Este fin de semana ha sido uno de esos.
Ha sido de los que ha cundido, ha multiplicado los minutos y las horas de sol y de esos en los que sin saber cómo, cargas energía para seguir una y otra vez.
Tras varios cambios de planes, Ari y yo nos encontramos a las siete de la tarde en el parking Anayet, para emprender el camino hacia los ibones del mismo nombre, para pasar la noche y así disfrutar de una manera diferente de este fantástico lugar. Seguir leyendo Aguja de Portalet 105m (V+)” →
Explicadme cómo narices digo que no a eso.
Además, a la escalada se une Carlos, su primera aparición en las líneas de este weblog, pero seguro que no la última.
Para llegar a pie de vía, hay que empezar la casa por el tejado, es decir, rapelar desde el punto más alto de la escalada, hasta los pies del embalse de Bubal. Seguir leyendo Diedro Hoz de Jaca a hundred and twenty m (V+…)” →
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