Cima del Gorbea con su característica cruz
El Pico de San Vicente, modesta montaña en apariencia, ya que no supera los 1000 m de altura, esta incrustada en una sierra con elevaciones bastante superiores, pero aun así, su impresionante cara este, su espectacular aspecto puntiagudo, la hacen tener un atractivo especial para el montañero. También es una montaña de alta siniestralidad, siendo la que mayor cantidad de siniestros registra de todo el oriente de Cantabria. Ello es debido a que está sentado sobre un intrincado y traicionero Karst. Las grietas nos acompañan durante la mayor parte del recorrido y es fácil meter la pata” en alguna de ellas. Por su impresionante cara puntiaguda, que se puede observar desde Ramales de la Victoria, algunos escaladores en hielo se atreven a subir y por eso lo llaman el Cervino Cántabro”.
Impresionante vista del Cervino Cántabro”
La ruta se puede hacer desde varios sitios, pero como la queríamos hacer corta para poder volver a comer a Santander, decidimos llevar dos coches, y así hacer una travesía no circular, dejando uno en Ramales de La Victoria y con el otro nos dirigimos al punto de salida.
Para ello atravesamos el pueblo de Ramales de la Victoria y una vez pasado cogimos la carretera que se dirige hacia el Valle de Soba y a unos 5,5 km cogimos el desvío que nos llevaba al pueblo de Rozas de Soba. Una vez en el pueblo seguimos por el camino que sale a la izquierda de la Iglesia siguiendo las indicaciones que nos dirigen a la casa rural del Paraíso del Yayo” situado en el barrio de Manzaneda, al cual se llega después de hacer un serpenteante camino de varios kilómetros.
Allí aparcamos el segundo de los coches junto la casa rural del Paraíso del Yayo” lo que fue una cabaña típica en la que vivían pastores y años más tarde fue restaurada para ofrecer una estancia agradable en un entorno rural. Es un lugar muy tranquilo y en pleno contacto con la naturaleza y la montaña.
El Paraíso del Yayo en Manzaneda
Allí mismo preparamos las mochilas y nos pusimos las botas de montaña, las cuales son imprescindibles para ascender a este pico, ya que al ser una zona kárstica hay que asegurar los tobillos. Recomiendo no subir con otro calzado para evitar posibles lesiones. De igual manera a esta ruta tampoco traje a mi perro Otto por la misma razón ya que en el ascenso lo hubiese pasado mal y lo tendría que haber cogido en brazos para salvar algunos tramos. Desde aquí se podía ver nuestro objetivo last.
Nuestro objetivo, el Pico San Vicente
Para descargar el track para GPS desde Wikiloc pinchar aquí: (hay que registrarse en Wikiloc)
Una vez preparados comenzamos a caminar dejando a la derecha esta casa rural. Al poco rato llegamos a otra casona que parece ser otra casa rural y que se llama La casa del Lirón” y justamente detrás se encuentra la cima del Pico San Vicente.
La casa del Lirón
Justo al lado de esta última casa encontramos el desvío que nos dirige hacia el pico San Vicente y que está perfectamente indicado.
Desvío hacia el pico San Vicente
Lo único que teníamos que hacer era seguir el claro sendero, aunque en los primeros tramos estaba prácticamente cubierto por la vegetación, lo cual hizo que al ir en pantalón corto, sólo yo, mis amigos no, ya que llevaban pantalón largo, acabase con las piernas llenas de arañazos. Así que aquellas personas que vayan a realizar esta ruta que lo hagan con pantalón largo y botas de montaña.
Sendero cubierto de maleza
El sendero, aunque esté cerrado en alguno de los tramos, es bastante difícil perderse, ya que se encuentra perfectamente hitado” con los típicos montículos de piedras. La ascensión se hace un poco dura al tener que estar caminado entre piedras y maleza y de vez en cuando tenemos que parar para descasar.
Siguiendo los hitos
A medida que íbamos ascendiendo las vistas hacia el sur y el oeste eran maravillosas en una de ellas se podía ver toda la zona sur con los aerogeneradores sobre las cimas, así como el Mazo Grande, todo en la zona de Soba.
Vistas de a zona sur con el Mazo Grande a la derecha
En el ascenso siguiendo los hitos nos encontramos algo que nos llamó la atención, era una gran superficie de terreno cubierta de un plástico que parece ser que se utiliza para redirigir todo el agua de la lluvia que caiga en él hacia un bebedero para el ganado.
Extraño aprovechamiento de agua
Al poco de pasar por este abrevadero es el único tramo en el que encontramos una pequeña dificultad ya que no vimos ningún hito y lo que hicimos fue dirigirnos hacia la derecha en dirección hacia la cima del pico San Vicente. Después de este giro hacia la derecha empezamos a entrar en una zona bastante más empedrada y por tanto más peligrosa, aunque también más atractiva.
Empezando por la zona kárstica
En algunos tramos no nos quedó más remedio que echar las manos a las rocas y realizar pequeñas, pero sencillas, escaladas. Hay que tener cuidado porque al echar las manos a estas rocas te puedes hacer algún corte con las afiladas rocas. Uno de nosotros iba prevenido y en esta zona se puso unos guantes de cuero para evitar posibles cortes.
Zonas por las que tuvimos que hacer alguna pequeña trepada por las rocas
Ya nos quedaba poco para llevar a la cima y después de algunas paradas para descansar y nos llamó la atención una roca que destacaba en el horizonte y desde la cual se veía una gran caída hacia el valle.
Extraña roca en la cima
El último tramo es cresteando hasta que llegamos realmente a la cima en la cual destacan, además de las hermosas vistas, tres cosas llamativas, un belén,
Belén protegido de los fuertes vientos
un homenaje a la Fiesta de la Amistad Vizcaíno-Montañesa
Recuerdo de la Fiesta de la Amistad montaseña-vizcaína
y un recordatorio a una persona fallecida.
Placa de mármol en honor a una persona fallecida
Aunque lo que realmente destacaba eran las impresionantes vistas, en primer lugar una vista de todo el pueblo de Ramales de la Victoria.
Ramales de la Victoria desde la cima.
Si mirábamos hacia el oeste veíamos la Sierra de Hornijo, la cual finaliza en esta cima.
Sierra de Hornijo
Pero lo mejor para poder ver las vistas es la panorámica de 360º que hice desde la cima, en la cual se pueden ver prácticamente todas las cimas de Cantabria en un día claro como el que tuvimos.
Panorámica 360º desde la cima
Para acabar y dejar constancia de nuestra última hazaña nos hicimos uno de los típicos selfies” que tanto se han puesto de moda.
Selfie en la cima
Una vez disfrutado de las vistas, iniciamos el descenso hacia el punto desde el que iniciamos el ascenso, siguiendo el mismo camino que hicimos en la subida, aunque teniendo más precaución, ya que pienso que el descenso period más complicado, por seguridad, que el ascenso. Una vez abajo, nos planteamos si bajar hasta Ramales de la Victoria en coche buscar una alternativa. Como no tardamos mucho en realizar toda la ruta, aproximadamente una hora en subir y otra en bajar, más media hora en disfrutar de las vistas, nos decidimos por bajar hasta Ramales por un camino que vimos marcado pero que desconocíamos.
Desvío hacia Ramales de la Victoria
Para ello iniciamos el descenso hacia Ramales de la Victoria continuando por el camino en el que cogimos el desvío hacia el Pico San Vicente. Al principio estuvimos buscando el camino correcto, pero no lo encontrábamos, ya que el bosque se cerraba con maleza por varios sitios, hasta que encontramos el camino correcto desviándonos en dirección a un muro de piedra de separación de fincas que estaba hacia nuestra derecha.
Buscando el camino de descenso hacia la derecha
En el momento en que encontramos la pista principal de descenso ya no tuvimos pérdida, principalmente porque el camino estaba balizado con las típicas franjas amarillas-blancas de los PR (Pequeños recorridos), lo único que estaban en sentido de ascenso, no de bajada.
Primera de las marcas de balizamiento
El descenso es constante y en algunos tramos se complica un poco, sobre todo para las ya doloridas rodillas después del descenso desde el Pico de San Vicente. Pero la verdad que merece la pena ya que el paisaje es espectacular, en algunos tramos parece un túnel que se ha abierto entre el los árboles del bosque.
Túnel en el bosque
En el descenso nos encontramos algún que otro cartel indicador, en concreto uno que indicaba el camino del cuál veníamos, Manzaneda y el desvío hacia Incedo, pueblo del valle de Soba, todo ello en el PR del encinar de Gándara. Nosotros continuamos por la pista principal en dirección a Ramales de la Victoria.
Desvío hacia Incedo
Al poco de pasar por este cruce llegamos a un gran pedregal que descendía hacia el río y por el que sólo había un pequeño paso que se abría en el camino de descenso.
Pedregal en ladera del bosque
Ya estábamos llegando a la parte más baja del recorrido y después de ir durante un buen rato paralelos al río Gándara, nos acercamos hasta él y cerca de este punto se encuentra una piscifactoría. Ya casi habíamos acabado el largo descenso.
Río Gándara
Ya habíamos acabado de pasar por el encinar de Gándara y salimos a un descampado en el que lo primero que nos llamó la atención fue una cabaña que estaba a la orilla derecha del camino, bueno más que llamarnos la atención la cabaña, lo que nos llamó la atención period la escalera que se apoyaba en su fachada, creo que no cumplía ninguna garantía de seguridad, pero seguro que cumplía su cometido.
Escalera segura” sobre cabaña
Una vez pasada por esta cabaña teníamos una perfecta vista chaquetas de montaña del Pico San Vicente que previamente habíamos ascendido.
A los pies del Pico San Vicente
Ahora sólo nos quedaba seguir la pista que nos dirigía hacia Ramales de la Victoria, para ello tuvimos que pasar por un puente sobre el río Gándara, en la zona del Salto del Oso.
Cruzando el río Gándara
Una vez atravesado el puente ya casi habíamos llegado al closing del recorrido. Sólo nos quedaba salir a la carretera que nos llevaría hasta el centro del pueblo.
Saliendo a la carretera para llegar a Ramales
En esta salida había un cartel indicativo que señalaba el camino correcto para ir hacia el pueblo de Manzaneda por el encinar de Gándara, camino que habíamos realizado y pueblo en el que iniciamos la ruta.
Indicador hacia Manzaneda
Ya en la carretera nos dirigimos hacia el centro del pueblo y que mejor fin de recorrido que tomar un refresco en el Pico de San Vicente, pero en este caso en el bar que lleva ese nombre en el pueblo de Ramales de la Victoria.
Para ver la imagen en Google Maps, pinchar en la imagen:
Imagen en Google Maps
Distancia Whole
Ruta de aprox. 8 km. Se comienza en Manzaneda y finaliza en Ramales de la Victoria
Duración Complete
El recorrido lo hicimos en tres horas y tres cuartos estaríamos parados unos 45 minutos aproximadamente.
Dificultad
La ruta es moderada y la única dificultad la zona kárstica del Pico San Vicente.
Desnivel
El desnivel es de aproximadamente 800 m. con un desnivel acumulado ascendente de 580 m. y descendente de 950 m.
Tipo de camino
Agua potable
Encontramos una fuente al principio y algún bebedero y en el descenso el río Gándara.
Época recomendada
En cualquier época del año, aunque con nieve sería bastante complicado.
Cartografía y Bibliografía
Hoja 60-III (Concha) y 60-I (Ramales de la Victoria), a escala 1:25.000 del Instituto Geográfico Nacional.
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