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Cumbres Verdes Río Dílar Picacho Alto Ermita De Dílar Senderos Y Rutas Por Granada

Cumbres Verdes – Río Dílar – Picacho Alto – Ermita de Dílar
Excursión realizada el día 20 de diciembre 2015.
Se trata de un trayecto de dificultad media alta que da comienzo en Cumbres Verdes y termina en Dílar. La distancia cubierta se situó en torno a los 24 km.
Amanece una vez más fresco pero con sol en este diciembre nada invernal, más bien otoño seco que perdura según pasan los días. Nosotros aprovechamos el autobús que parte de Granada y nos deja en Cumbres Verdes para dar inicio a la excursión del día. Siguiendo el camino llegamos pronto a las cercanías de la Fuente del Hervidero, con su merendero aledaño, y algo después hasta el lugar de aparcamiento de coches donde se inicia la ruta del Canal de la Espartera, el paseo hacia la Boca de la Pescá y otros itinerarios. En nuestro caso, iniciamos en ese punto el descenso hacia el Río Dílar.
Boca de la Pescá.
Poco a poco nos van rodeando las montañas, con el macizo de los Alayos como principal hito en una dirección, y la Boca de la Pescá en la otra. A lo lejos alguna cabra se aleja al escuchar nuestros pasos.
El sendero por el que vamos a continuar descendiendo se torna en cierto momento algo complicado, angosto y lleno de tierra y pequeñas piedras de las que se desprenden al pisar. Se trata de un tramo que en condiciones meteorológicas adversas tras un buen chaparrón puede resultar difícil de transitar. Incluso son el buen tiempo requiere cuidado.
Continuamos y pronto llegamos al cauce del Río Dílar, al que acompañaremos un buen rato siguiendo sus frondosos márgenes.
Varios pinos caídos en el sendero se convierten en improvisadas puertas algo misteriosas.
Toda esta parte de la excursión es especialmente bonita. Vegetación abundante típica de río, imponentes moles de piedra que asemejan en ocasiones torres fortificaciones construidas por el viento, diversas plantas algo desconcertadas, sin saber si toca ya florecer el tiempo se ha vuelto loco, el constante arrullo del río…
A ver si alguien me sabe decir el nombre de esta planta cuya flor se asemeja al algodón y que suele encontrarse agarrada a otros árboles.
Resulta muy recomendable llevar unas botas de las que no permiten el paso del agua y un bastón palo en el que apoyarse para poder cruzar el río Dílar, cosa que habremos de hacer al menos en cuatro cinco ocasiones.
Uno de los muchos momentos en que hay que atravesar el río Dilar.
Y otro de esos momentos.
No lejos de la Central Eléctrica atravesamos un puente, algo escondido, y nos dirigimos al Barranco de la Rambla Seca.
Barranco de la Rambla Seca.
Aquí viene la parte dura de la excursión. Primero con un desnivel no demasiado pronunciado pero largo y constante, sobre tierra de poca firmeza. A esto se suma, bastante más adelante, tienda de montaña online un desvío hacia la izquierda que nos remonta con una pendiente bastante pronunciada, cubierta de pinos y algunas encinas, hasta las alturas más prominentes de la zona.
Ha pasado lo peor.
Toca ahora bordear la falda del promontorio que da fin al barranco para acercarnos al Picacho Alto. De nuevo nos encontramos algún tramo que requiere paso sosegado y firme apoyo del pie.
Cuidado que aquí también escurre un poco.
Nos damos un descanso en la zona para comer y disfrutar de las vistas justamente conquistadas. Estamos en el corazón de los Alayos y podemos contemplar el Corazón de la Sandía, el Picacho Alto, el Sauco, bien a lo lejos, la Boca de la Pescá y el sendero que la enlaza con el principio de nuestra excursión.
Picacho Alto.
Boca de la Pescá, apenas se intuye el puesto forestal en la alto.
Corazón de la Sandía.
La grandeza del paisaje y el fotógrafo intentando captarla.
La sierra y la luna.
Entre el Picacho Alto y el Sauco comienza nuestro descenso, tras considerar que la oscuridad temprana de estos días desaconseja coronarlos, pues nos expondría a una bajada arriesgada con poca luz. Desde esta vertiente del macizo montañoso se alcanza a ver incluso el Lucero.
Descendiendo. Pista que seguiremos y muy a lo lejos, El Lucero.
Continuamos y pronto llegamos a la pista que vamos a seguir durante un corto tramo, para introducirnos en un agradable sendero que se esconde entre los abundantes pinos y que nos lleva hasta la ermita vieja.
Ermita Vieja.
Echamos un trago en la fuente que allí hay y volvemos a descender, otra vez por pista aunque de arena ocre. Se puede seguir un sendero zigzagueante que se adentra algo más en el pinar, pero por cuestiones de tiempo preferimos la ruta más directa, que tampoco está exenta de encanto.
Y de este modo vamos acercándonos a Dílar, esta vez cuesta abajo, lo que nuestros pies y nuestras rodillas seguramente se encarguen de recordarnos a estas alturas.
En dirección a Dílar.
Al girar la cabeza contemplamos, por última vez, la imponente montaña.
Por fin llegamos a la otra ermita, la que tiene Dílar casi en el límite de su población.
Ermita de Dílar.
En este punto terminan nuestras andanzas dado que nos recogieron en coche, si bien la alternativa hubiera sido caminar hacia el interior del pueblo para coger un autobús de regreso. La excursión ha tenido cierta exigencia pero lo visto y vivido son sobrada recompensa. Queda pendiente el reto con el Picacho Alto para una futura ocasión.
Gracias a Alicia por sus fotos.
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